Tradif: impresiones y críticas

TRADIF: IMPRESIONES Y CRÍTICAS

Los días 18 y 19 de octubre asistí al congreso Tradif, organizado por la Universidad Pompeu Fabra y la Universidad Pontificia de Comillas y que tuvo lugar en el campus de Cantoblanco de esta última. Disculpen que no vaya a tratar en profundidad los interesantísimos temas de las ponencias que hubo, porque espero que algún alma caritativa ya se encargue de ello y me ahorre la labor. Yo me voy a centrar en el aspecto humano-anecdótico, que para eso soy dueño de lo que escribo y todavía no me paga nadie por mis nulas habilidades para el copywriting.

Las impresiones

Permítanme utilizar esta tira de Mox como introducción:

Since the launch of Gurgle Translate, suicide rates among interpreters and translators has increased by 482%.

Since the launch of Gurgle Translate, suicide rates among interpreters and translators has increased by 482%.

http://mox.ingenierotraductor.com/2012/10/translation-conference.html

La saco a colación porque me sentí exactamente como el personaje de la primera viñeta al entrar en el edificio de Cantoblanco. Bueno, incluso antes, al llegar a Plaza de Castilla y ponerme a buscar de dónde salía el autobús (es lo que tiene uno, que se agobia por sistema la primera vez que hace las cosas).

Nada más entrar en el edificio, las ayudantes que había en el pequeño puesto de recepción me dieron una carpetita que incluía un bloc de notas, un bolígrafo y el diploma de asistencia.

Ya en la puerta del salón de actos, me encontré a la estupendísima @trujawoman, compañera de carrera y a la que hacía ya bastante que no veía. Ella es profesora de la universidad, organizaba el congreso, hablaba con la gente, hacía la interpretación al inglés (además, de charlas bastante complicadas de traducir) y encima iba elegantemente vestida y maquillada. Viva la multitarea. Ni qué decir tiene que la interpretación recibió muchos aplausos y reconocimientos durante el congreso.

El segundo día conocí a @sarahdezpozuelo y a @jmmanteca, dos excelentes traductores a los que ahora tengo la suerte de seguir por Twitter. Cómo no, hice gala de mi gran labia y natural desparpajo, tanto que fueron ellos los que tuvieron que acercarse a saludar. En mi defensa, debo decir que no les ponía cara porque a ella, la foto de su perfil no le hace justicia y a él, directamente, le ponía cara de gato :) Aunque es cierto que debí haber sospechado. También me escudo en que esto de levantarme a las 06:00 h (¿por qué narices les dará por poner los campus alejados del mundo?) me deja el cerebro completamente indefenso. Quizá por eso desconecté de algunas ponencias.

Las críticas

Porque en realidad quiero hablar aquí de algunas ponencias, o más bien de la forma de exponer las ponencias.

Se nota que había ciertos conferenciantes acostumbrados a dar charlas o hablar en público, pero otros no habían hecho los deberes. Así que me permito dejar unas consideraciones que creo que debería seguir todo el que quiera mantener la atención del público.

  • Si vas a salir solamente para leer un texto, mejor te lo ahorras y proporcionas el texto a la gente para que lo lea detenidamente.

  • Si ves que todo el mundo que va a exponer su tema se sienta en la mesa preparada a tal efecto (con micrófonos adecuados para ello), no decidas sin avisar que quieres dar la charla de pie, moviéndote de un lado para otro cual nervio puro y rechazando sostener un micrófono en la mano porque quieres tenerla libre si no tienes un motivo importante (en este caso, tuvieron que ponerle un micro de solapa del que, por supuesto, Murphy se encargó de que fallara).

  • Si quieres que la gente se entere, por favor, habla para que la gente se entere. Los que se limitan a leer quizá no se dan cuenta de que deben proyectar la voz.

  • Prepara diapositivas en las que el texto contraste con el fondo. Y no destaques palabras en un color que se confunda con el del fondo.

  • Intenta acompasar las diapositivas con los temas que se traten, no las uses simplemente para un apartado y después te olvides de ellas, porque además, distrae tener todo el rato en la pantalla una imagen que no tiene que ver con lo que se está diciendo en ese momento.

Tampoco quiero pecar de extremista y pedir que todo ponente haga una charla tipo TED, porque entre otras cosas, los asuntos de esta conferencia tenían su enjundia como para tratarlos de forma ligera, pero creo que hay que cuidar las formas para que los asistentes no desconecten directamente, como me ocurrió a mí un par de veces (aunque reconozco que influyó bastante en esto la falta de sueño).

La charla

Me voy a detener ahora en la última charla, «Traducir los thrillers y sus diálogos de suspense», y a contar parte de lo que se trató en ella, pues me consta que mucha gente se la perdió porque tuvo que irse y, además, porque quiero hacer una defensa de una de las personas asistentes.

La charla consistía en una mesa redonda en la que varios traductores profesionales ofrecían su opinión y contaban sus experiencias guiados por preguntas establecidas. Las reflexiones venían de distintas personas, pero como ya no soy capaz de recordar quién las dijo, hablaré en general.

Es importante conocer la terminología. Ahora, en las novelas policiacas ambientadas en la actualidad, hay que documentarse de la terminología usada por la Policía Científica. Por ejemplo, los forenses hablan de «la necro», cuando se refieren a una autopsia. La gente en general conocemos los temas principalmente por lo que hemos visto en la ficción. Una ponente dijo que hoy en día, todos estamos muy influidos no por lo que conocemos del tema, sino por lo que nos cuentan de él, por ejemplo en las series: ella lo de «la necro» no se lo sabía, porque no sale en CSI.

Les preguntaron si alguna vez habían rechazado encargos porque el libro era demasiado malo o porque era demasiado bueno y no se consideraban a la altura. Respondieron que sí, las dos cosas, pero sobre todo si uno cree que el trabajo que va a ofrecer no está a la altura (la mayoría de las veces por plazos demasiado cortos).

A la pregunta de cómo encajan las críticas, mostraron dos posturas: un ejemplo que dieron es que, al haber traducido «plata oxidada», una respuesta que recibieron es que la plata no se oxida, sino que se ennegrece. En casos así hay que aceptar las críticas, dar la razón y las gracias y demostrar humildad. Pero sí que procuran no hacer caso a los lectores puntillosos que van a pillar, porque siempre hay gente que lo hace.

Cuando preguntaron si alguna vez habían recurrido al lenguaje estereotipado de «muñeca» o «forastero», contestaron que si la situación lo requiere, bien porque el original es estereotipado o porque se trata de una parodia, sí recurrirían a esos términos, pero que por ahora no habían sucumbido.

También trataron el tema de la naturalización (ni dejar «muñeca» ni llegar a «churri»): no se puede trasladar una forma de hablar o un slang a un argot de zonas concretas (argot caló, vallecano, acento andaluz, por ejemplo). Tampoco se puede neutralizar el texto tanto que todos los personajes hablen igual. Lo importante es ver qué sensación produce el original e intentar compensarlo.

La gran pregunta

En una de las ocasiones le pasaron el micrófono de las preguntas a la que ya he bautizado como Traductora Indignada. Al hilo de las respuestas sobre lo de «muñeca», dijo que, como traductora que es, le exasperaba ver que ya se traduzca tranquilamente «Te voy a patear el culo», en lugar de «te voy a dar una paliza», o «te voy a reventar la cabeza». Señaló que las malas traducciones han calado tanto que hasta la ficción escrita originalmente en español adolece de calcos: indicó que un día se puso a ver Los misterios de Laura y se encontró con una frase completamente artificial encabezada por un «demonios».

Los conferenciantes puntualizaron que «kick ass» es más fuerte que simplemente «dar una paliza» (yo añado otra posible traducción, «dar una hostia», que es algo más fuerte que una simple paliza. Pero también, dependiendo del contexto, puede ser exactamente eso, «dar una paliza», por ejemplo, frase de una madre a su hija, en plan de broma, al entrar en un salón de recreativos). Pero no es eso lo importante; quiero destacar que a mí me sorprendió la respuesta general que dieron. Esperaba mucha más contundencia por su parte. Aunque en parte le dieron la razón, argumentaron que no hay que olvidar que los traductores somos también creadores de palabras, que la lengua evoluciona y que, de hecho, hasta los niños, cuando se insultan en el patio del colegio, se gritan ya: «¡Bastardo!».

Pues amiga Traductora Indignada: que sepas que tienes todo mi apoyo. Y señores traductores: sinceramente, seremos creadores y dueños de la traducción y lo que quieran, pero en este caso, poner un «patear el culo» no es crear, es directamente calcar el inglés. Y si los niños se insultan ya en modo «traducción literal», es precisamente por las malas traducciones. Ocurre exactamente igual que con el «truco o trato» del Halloween, calco que no significa «truco» ni «trato» en el original pero que ya se ha asentado, y me toca las narices un poco (uno, que nació ese día) que los primeros que se toparon con la expresión fueran tan vagos y la dejaran así. Así que no me dejó en absoluto satisfecho esa respuesta que dieron.

Concluyo

El congreso terminó con una invitación a un vino español, a la que no asistí porque no bebo y porque me esperaba otro viajecito de hora y media y no quería retrasarlo. Concluyo diciendo que muchos de los temas que se trataron en el congreso eran muy interesantes y las charlas eran instructivas y aprendí muchas cosas. Además, la organización fue muy correcta y, de no ser por los fallos de los ponentes que he destacado antes, habría sido una experiencia perfecta. Y ahora, es justo decir que, puesto que yo me he atrevido a criticar a otros, estoy abierto a sugerencias, críticas (demoledoras o no) constructivas y otras consideraciones de quien lea esto y decida que son necesarias.

Espero que otros asistentes se encarguen de hacer una reseña en condiciones, porque si no, me tocaría ponerme a hilar frases sueltas e inconexas de mis apuntes y no quisiera tener que dedicarme a esa tarea. Así que háganme el favor.